Antes de comprar Twitter, Musk tuiteó en la plataforma allá por marzo de 2021 que estaba «Creando la ciudad de Starbase, Texas«. Cuatro años después, se está convirtiendo en una realidad después de que unas elecciones aprobaran la decisión.
SpaceX empezó a comprar terrenos cerca de la playa de Boca Chica, en el condado de Cameron, al sur de Texas , cerca de Brownsville, en 2012. Ahora, cubre 1,6 millas cuadradas y opera como una instalación de producción, pruebas y lanzamiento de la nave estelar de SpaceX.
El pasado sábado, los residentes de la zona, en su mayoría empleados de SpaceX, votaron a favor del nuevo municipio con 212 votos a favor y 6 en contra.
«Starbase, Texas», publicó Musk en X. «¡Ya es una ciudad de verdad!».
Como ciudad de tipo C -con un municipio de menos de 5.000 habitantes-, el gobierno local de Starbase estará formado por un alcalde, el vicepresidente de SpaceX, Bobby Peden -que se presentó sin oposición-, junto a dos comisionados -también vinculados a SpaceX, según la BBC- que supervisarán los impuestos, la planificación y las funciones locales.
La designación como ciudad daría a los funcionarios autoridad para aprobar ordenanzas locales. Actualmente se está tramitando un proyecto de ley que, de aprobarse, permitiría a SpaceX cerrar carreteras y limitar el acceso a la playa de Boca Chica durante los lanzamientos de prueba, según Associated Press.
La población actual de Starbase es de poco más de 500 personas.
Además de las casas, instalaciones y demás que han ido surgiendo a lo largo de los años desde que SpaceX aterrizó por primera vez en la zona, Starbase presenta ahora una serie de peculiaridades que cabría esperar del excéntrico multimillonario. En el borde exterior de la ciudad hay un gran busto de Elon Musk con una placa en la que se lee «ELON AKA Memelord». Una de las calles principales de la zona se llama Memes St.
Starbase también cuenta con un restaurante sólo para empleados llamado «Astropub», con un cartel de neón detrás de la barra que dice «Occupy Mars».
Muchos se han opuesto a la ciudad tejana de Elon Musk por motivos medioambientales, legales y comunitarios.
Los grupos ecologistas han hecho saltar las alarmas por la proximidad del emplazamiento a ecosistemas protegidos, argumentando que los lanzamientos de cohetes y los escombros suponen graves amenazas para especies en peligro de extinción y hábitats frágiles.
Los frecuentes cierres de carreteras también limitan el acceso a los refugios de vida salvaje e interfieren en la investigación ecológica. Desde el punto de vista legal, los opositores sostienen que SpaceX ha eludido o acelerado los procesos reguladores, en particular las revisiones medioambientales, y ha ampliado las operaciones más allá del alcance aprobado inicialmente.
Se han presentado demandas por la falta de una Declaración de Impacto Ambiental exhaustiva, como exige la legislación federal. En cuanto a la comunidad, los residentes de la cercana Boca Chica Village han expresado su preocupación por la capacidad de la empresa para limitar el acceso público a la playa.
Desde el punto de vista ético, los críticos se preguntan si es aceptable que una empresa privada ejerza tal influencia sobre una pequeña comunidad y una zona ecológicamente sensible.